miércoles, 2 de febrero de 2011

EL VIAJE ASTRAL Y EL PSIQUISMO

Acerca del Psiquismo humano: 

“EL ARQUETIPO”

No es nuestra intención, impartir un cursillo precipitado de Psicología por razones evidentes de falta de tiempo, precaria formación académica del monitor sobre el asunto y porque, en definitiva, no es meta de la Estricta Observancia Templaria convertir sus Aulas de Acogida en remedos universitarios que no le corresponde; pero sí consideramos imprescindible la aprehensión por parte de los futuros Hermanos, de ciertos conceptos básicos acerca de la Psicología y sus mundos, y toda vez que los estudios Masónicos acerca del Simbolismo y de las Humanidades por un lado, y los Templarios acerca de la Teología, el Alma y la Alquimia por otro, hacen precisa una cierta formación elemental de esta Ciencia del Psiquismo humano.
Comencemos por lo más elemental: ¿qué es el psiquismo?
El Psiquismo es el conjunto de caracteres y funciones de la naturaleza mental y espiritual del ser human, siendo la Psicología la ciencia que estudia los pensamientos, sentimientos y acciones de los seres vivos en función de su psiquismo, con el objeto de encontrar principios de explicación a su comportamiento.
Los niveles de actuación del psiquismo podríamos expresarlos así:

Nivel SUPRA-CONSCIENTE
Nivel CONSCIENTE
Nivel INCONSCIENTE --------------------------- Individual - colectivo
Nivel SUBCONSCIENTE

I.- LA SUPRACONSCIENCIA
En algunas Escuelas Filosóficas es también conocida como “Yo superior”, Alma del Alma, Angel Guardián, etc; y es un estado inefable del Ser en su integridad en el que se ha transcendido el tiempo y el espacio, el ser y el no ser, el bien y el mal. En una palabra, se ha transcendido la dualidad inherente a la evolución del ser humano por haber hallado la unidad y el DON TOTAL DE SI MISMO.
En un instante de vivencia plena de la Supraconsciencia, el sujeto se siente “habitado”
por un “alguien” infalible, omnisciente, maestro del amor impersonal e impasible
ante el acontecer de lo humano sublunar.

2.- LA CONSCIENCIA
Es el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas en su manifestación.
Es en el plano consciente en el que creemos vivir habitualmente, porque nos damos cuenta de las cosas; oímos, sentimos, hablamos, palpamos, degustamos, amamos, odiamos, nos sentimos amados u odiados.
Podríamos decir que el estado consciente es similar a lo que generalmente se entiende
por “estado de VIGILIA”.
La Psicología, en este aspecto del psiquismo, estudiaría las causas y consecuencias de porqué sentimos, hablamos, amamos, etc., de una manera y no de otra.
Esto es: mira, habla y siente en estado consciente. El porqué le gusta, sería cuestión
de la psicología.

3.- LA INCONSCIENCIA
Es el conjunto de fenómenos psíquicos que actúan sobre la conducta, pero que escapan del control de la consciencia.
En este sentido, el inconsciente es de naturaleza puramente personal. Pero ese estrato descansa sobre otro más profundo que no se origina en la experiencia del individuo, sino que es innato: estamos hablando del inconsciente colectivo, llamado así porque es de naturaleza universal, es decir, que en contraste con la psique individual, tiene contenidos y modos de comportamiento que son los mismos en todas partes y en todos los individuos. En otras palabras, es idéntico a si mismo en todos los hombres y constituye así un fundamento anímico de naturaleza suprapersonal existente en todo hombre.

4.- LA SUBCONSCIENCIA
 
Es, de alguna manera, el “almacén” donde se reposan latentes todas las facultades
y conocimientos del psiquismo, así como el “lugar de reunión” de contenidos olvidados y
reprimidos de la Consciencia.
En tanto en cuanto que conjunto de facultades y conocimientos del psiquismo humano, la subconsciencia informa y distribuye su riqueza informativa a los distintos órganos del cuerpo y de la mente para el correcto funcionamiento del organismo. Cuando se produce una “quiebra” en los canales informativos, una “captura” de información por parte del inconsciente, se producen en el consciente las distintas manifestaciones típicas que estudia la Parapsicología, toda vez que el Inconsciente, en sus fisuras de relación con el consciente, es excesivo, irreflexivo, anárquico e incontrolable. De ahí su nombre: inconsciente, lo que no quiere decir que no sea altísimamente inteligente.
Y en tanto en cuanto que “lugar de reunión” de contenidos olvidados y reprimidos de la consciencia, mientras estos sigan enclaustrados, la vida psíquica es normal dentro de los patrones de comportamiento comunes. Pero cuando se produce una fisura que propicia una “fuga” de información, se dan los cuadros de la neurosis, miedos, traumas, angustias, depresiones, psicosis, etc.
En un estado complejo de convulsión mental, en el que se producen hacia el consciente informaciones masivas y descontroladas del subconsciente hacia el consciente bajo el dominio del inconsciente, el cuadro del paciente puede ser realmente lamentable.
Ejemplo:
El pico Teide es un volcán digamos “normal” (y no queremos- bajo ningún concepto- intentar dar la impresión de que sabemos ni siquiera algo de vulcanología). Decimos “normal” porque ahí está: en su sitio, hermoso, majestuoso, “consciente” – es un decir- de su presencia. En su remoto e ignoto seno, moran sus tremendas potencialidades, que se “filtran” en la medida justa al exterior. Esas “tremendas potencialidades” serían el subconsciente. Pero cuando una serie de causas concatenadas las ponen en plena acción, se vuelven desaforadas, excesivas, arrolladoras. Está actuando “el Inconsciente”.
Otro ejemplo:
Un niño tiene un revolver cargado en sus manos. El inconsciente sería el adulto que le proporcionó el arma; el subconsciente, el niño que dispara y propicia un desastre; el consciente, la evidencia del desastre (en este caso una evidencia traumática).

EL ALMA
Dicho todo lo anterior, el concepto “alma” (objeto de largos y profundísimos estudios doctrinales de la Orden del Temple) estaría muy próxima al psiquismo en toda su extensión y abarcando todas las áreas de sus manifestaciones.
Pero a su vez, se producen choques, cambios, intercambios, rechazos, incomprensiones, etc., entre las informaciones de unas áreas con otras, de tal manera –y esto es muy, pero que muy frecuente- que cuando un individuo se forma un concepto (consciente) de una cosa, consigue captar UNO de sus aspectos, PERO GENERALMENTE CAE AL MISMO TIEMPO EN LA ILUSIÓN DE HABER CAPTADO EL TODO. A menudo no se advierte que una captación total es completamente imposible. Ni siquiera un concepto sentado como total es total, pues el mismo es una entidad con propiedades imprevisibles.
Es cierto que este autoengaño proporciona tranquilidad y paz del alma: lo desconocido ya tiene nombre; lo lejano ya está cerca, se ha tomado posesión de ello. Es un procedimiento mágico que el primitivo aplica a las cosas, el sacerdote a Dios-Jesús y el psicólogo al alma. Ya no se está en situación de no-saber la cosa deseada, pero eso se ha conseguido a costa de no darse cuenta de que, precisamente por medio de la captación conceptual del objeto éste tiene la mayor ocasión de desarrollar todas esas propiedades que nunca se hubieran puesto de manifiesto si la aprehensión no hubiera obrado como un conjunto.
Ejemplo:
Colocamos una manzana al lado de otra y así vamos agregando unidades a las ya existentes. Concluido el contenido del cesto, tenemos 100 manzanas. Ya las hemos contado. Es la totalidad. Pero si consideramos el resultado, veremos que no sólo estamos frente a 100 unidades idénticas, pues los números, que antes solo eran nombres (dos, catorce, veinticinco,…), ahora y de forma inesperada descubrimos que son esencias específicas con propiedades inalienables: irán apareciendo números pares, impares, primos, positivos, negativos, irracionales, imaginarios, etc.
Así es el Alma, como un muñeco “matriuska” ruso: sus contenidos –dentro de su voluminosa unidad- pueden ser infinitos, insospechados y maravillosos.
EL INCONSCIENTE COLECTIVO Y ARQUETIPO
Como vimos al principio de esta exposición, los contenidos psíquicos del individuo descansan a su vez sobre un nivel de contenidos mucho más profundos, que conforman el inconsciente colectivo.
Decimos “colectivo” porque este inconsciente no es de naturaleza individual sino UNIVERSAL, que es idéntico a si mismo en todos los hombres y constituye así un fundamento anímico de naturaleza supra-personal existente en todo ser humano. A los contenidos del inconsciente colectivo se les denomina ARQUETIPOS, que son de naturaleza pura y genuina, contenidos que no han sido sometidos aún a la elaboración consciente alguna. Según esto, el arquetipo en sí representa un modelo hipotético, no intuíble, que al conciencializarse y ser percibido cambia de acuerdo con cada conciencia individual en que surge.
El concepto de “arquetipo” se encuentra ya en Filón de Alejandría en quien aparece referida a la “Imago Dei” en el hombre. Similar concepto lo encontramos en San Agustín, en el Corpus Hermeticum de los Alquimistas y en Swedenborg.
Lévy-Bruhl aplica el arquetipo (muy apropiadamente creemos nosotros) a las representaciones
colectivas del inconsciente, designando así las figuras simbólicas de la cosmovisión primitiva. En las doctrinas tribales primitivas aparecen los arquetipos en una peculiar modificación, transformándose en formulas conscientes, que son trasmitidas por la Tradición, bajo la forma de “doctrina secreta”, la cual es una expresión típica de la transmisión de contenidos colectivos procedentes de lo inconsciente. En los estadios más elevados de las doctrinas secretas y de las religiones de Misterios (como las paganas
greco-romanas y la católica), los arquetipos aparecen en una forma que por lo general demuestra de manera inconfundible el influjo de la elaboración consciente, que juzga y que valora.
Más o menos, entendemos qué se entiende por arquetipo en relación con la doctrina secreta. Pero el tema se complica si intentamos examinar qué es psicológicamente un arquetipo. La investigación sobre los mitos se ha conformado hasta ahora con representaciones solares, lunares, meteorológicas, vegetales y con otras nociones auxiliares, pero ahora, en una octava superior de comprensión más civilizad, tenemos que considerar al mito –hijo del arquetipo-, como una manifestación psíquica que refleja la naturaleza del alma. Así lo entendemos nosotros, pero poco le importa al hombre primitivo el academicismo.
A él no le interesa una explicación objetiva de las cosas que percibe; tiene, en cambio, una imperiosa necesidad, o mejor dicho su psique inconsciente tiene un impulso invencible que lo lleva a asimilar al acontecer psíquico todas las experiencias sensoriales externas. No le basta al primitivo con ver las salida y la puesta de sol, sino que esta observación exterior debe ser al mismo tiempo un acontecimiento psíquico, es decir, que el curso del sol debe representar el destino de un dios o de un héroe, el cual en realidad no vive sino en el alma del hombre. Todos los procesos naturales convertidos en mitos, como el verano y el invierno, las fases lunares, la época de las lluvias, las crecidas de los
rios, etc.. , no son sino alegorías de esas experiencias objetivas, o más bien expresiones simbólicas del íntimo e inconsciente drama del alma, cuya aprehensión se hace posible al proyectarlo, es decir, cuando aparece reflejado en los sucesos naturales. La proyección es hasta tal punto profunda que fueron necesarios varios siglos de cultura para separarla en cierta medida del objeto exterior.
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La doctrina tribal es sagrado-peligrosa. Todas las doctrinas secretas tratan de aprehender el acontecer psíquico, que es invisible, y todas reclaman para sí la autoridad más elevada, lo que es verdad en el caso de esas doctrinas primitivas, es más verdadero aún en el caso de las grandes religiones mundiales. Encierran en saber revelado primario y han expresado en magníficas imágenes los secretos del alma. Sus templos y escritos sagrados proclaman con la imagen y la palabra la doctrina de arquetipo consagrada, accesible a todo corazón creyente, a toda visión sensible, a toda meditación exhaustiva. Pero también es cierto que en cuanto más bella, más grandiosa, más completa es la imagen que
se forma y se transmite, más lejos se aparta de la experiencia individual. Podemos penetrar
en la imagen con el sentimiento y la sensibilidad, pero la experiencia primaria se ha perdido.

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¿Por qué es la Psicología la más joven de las ciencias empíricas? ¿Por qué lo inconsciente no se descubrió mucho antes ni se trajo su tesoro de imágenes eternas? Sencillamente porque teníamos para todas las cosas del alma una formula religiosa mucho más bella y comprensiva que la experiencia directa.
Si para muchos la concepción cristiana del mundo se desvanece, ahí están para suplirla los tesoros orientales llenos todavía de maravillas, que pueden alimentar por mucho tiempo el deseo de contemplación y de nuevas vestiduras. Además, esas imágenes – sean cristianas, budistas o cualquier otra cosa- son bellas, llenas de misterio y ricas en anticipaciones y expectativas.
Es verdad que cuanto más habituales son para nosotros tanto más las ha desgastado el uso frecuente y les ha dejado solo la superficialidad trivial con su carácter paradójico casi sin sentido. El misterio del parto virginal de María o el de la consubstanciación del Padre y del Hijo, o la Trinidad, QUE NO ES UNA TRIADA, ya no dan alas a las fantasías filosóficas de nadie. Se han convertido en meros objetos de fe. Por eso no es sorprendente que la necesidad religiosa, la mente creyente y la especulación filosófica del europeo culto se sientan atraídos por los símbolos orientales, por las grandiosas concepciones hinduistas de la divinidad y los abismos de la doctrina taoísta china, del mismo modo que en otro tiempo el corazón y el espíritu del hombre antiguo fueron cautivados por la cristiana.
Hay muchos que en un comienza se entregan a la sugestión del símbolo cristiano, hasta que su relación con Dios, a causa del creciente empobrecimiento del simbolismo, se transforma en una insoportable y tensa relación yo-tu; entonces se rinden al exotismo de los símbolos orientales o africanos, por ejemplo.
Esa redención no es siempre necesariamente una derrota, sino que puede ser testimonio de la receptibilidad y vitalidad de la sensibilidad religiosa. Algo similar se observa en los orientales cultos, que no pocas veces se siente atraídos por el simbolismo cristiano o por la ciencia, tan inadecuada para su espíritu oriental, y llegan incluso a desarrollar una envidiable comprensión en esos campos.
El que alguien se rinda a esas imágenes eternas es una cosa normal. Para eso existen.
Deben atraer, conmover, convencer, fascinar, dominar. Han sido creadas de la materia virgen de la revelación y reflejan la experiencia primera de la divinidad. Por eso abren al hombre al presentimiento de lo divino y al mismo tiempo lo ponen a cubierto frente a la experiencia directa de la divinidad. He ahí la función psicológica de la Iglesia.

Acerca del Psiquismo humano: 
“EL DIOS TERRIBLE”
Engarzando con el tema comentado en la exposición anterior, hablemos ahora, aunque tan solo muy de pasada, del Yavé antiguo testamentario, y que con frecuencia se nos presenta como un dios terrible, tronante, vengativo y cruel.
Estas características tan apabullantes de Yavé (Jehová) son constantes en los relatos de los místicos y profetas que han contado sus visiones.
Estas visiones para nosotros ciudadanos cultos del siglo XX, son formulaciones de unas vivencias psíquicas tremendas y peligrosamente fanáticas que con razón son llamadas a causa de su predominio, “la experiencia de Dios”. Sepamos que la Psicología Analítica ha descubierto que este tipo de experiencias irrumpen en el hombre lo mismo desde dentro que desde fuera; no tiene sentido, pues,
interpretarlas de manera racional y querer minimizarlas para defendernos así de ellas.
Lo mejor es entregarse a la pasión, ceder a su violencia, y no pretender librarse de la rabia que nos da la noción de este Yavé-Dios tremebundo por medio de operaciones intelectuales o fugas sentimentales.
Aún cuando al entregarnos a la pasión nos hacemos culpables de las mismas faltas propias del acto de violencia que la provoca (el dios terrible), ocurre, sin embargo, que lo que se pretende es precisamente que la pasión irrumpa en el hombre y este sucumba a su acción. El hombre debe ser afectado para que la acción de la pasión llegue a él. Pero el hombre debe saber, o mejor, APRENDER, que es lo que le afecta, pues tanto la ceguera de la violencia como la de la pasión se transformarán así en una Búsqueda de Conocimiento.
Pero esta búsqueda del Conocimiento precisa, en un momento dado, de una “canalización”. Surge así necesariamente el dogma. El dogma reemplaza lo inconsciente formulándolo con gran amplitud, por lo cual, en principio, la forma de vida del hombre sencillamente religioso – y el católico en especial – no conoce una problemática psicológica profunda.
La vida de lo inconsciente ha sido captada casi íntegramente en las representaciones dogmáticas arquetípicas y fluye como una corriente encauzada y domada en el simbolismo del Credo y del Ritual.
Nunca la faltaron a la humanidad imágenes poderosas que le dieran protección contra la vida inquietante de las honduras del alma. Siempre fueron expresadas las figuras de lo inconsciente mediante imágenes protectoras y benéficas que permitían expulsar el drama anímico hacia el espacio cósmico, extra-anímico.  De este modo, el inconsciente ha preparado al alma para la asunción de rasgos superiores inherentes a la Divinidad. No fue excesivamente traumático para el alma colectiva de los pueblos sublimar –y aceptar- la figura amante de Dios en la persona del Cristo, derrumbando
así el totem protector de la tribu.
Lo mismo ocurre con la Maternidad del puro amor (María) o con la Sabiduría (el Paráclito). De ese combate contra Yavé-Terrible surge Cristo-Amor: es necesario no rehuir el combate anímico para que se produzca la “conjunción de los opuestos”, según expresión tan querida de los Alquimistas.
Y esta es la Sabiduría que guarda la Iglesia Católica y el drama desolador de la Iglesia Protestante, con la triste evidencia de que la primera ha guardado tan celosamente la llave de su tesoro simbólico-psicológico, que el dogma y el ritual de su magia se ha convertido en fanatismo y oscurantismo, cuando no en pura y simple ignorancia.
La iconoclastía de la Reforma protestante produjo literalmente una brecha en el muro de protección de las imágenes sagradas, que desde entonces han ido desintegrándose una tras otra. Resultaban molestas porque chocaban con la razón que despertaba. No obstante, la atomización del protestantismo en varios centenares de sectas es un signo inequívoco de que la intranquilidad subsiste. El hombre protestante ha quedado realmente indefenso, en una situación que horrorizaría al hombre natural. La conciencia
culta del europeo protestante no quiere saber nada del asunto, pero busca silenciosamente en otros lugares. Buscan imágenes eficaces, formas de pensamiento que calmen la intranquilidad del corazón y de la muerte y los ataques de Dios que acosa, del Dios Terrible.
Es cuando encuentra entonces el tesoro de Oriente, o de la Masonería, sin ir más lejos.
El drama del alma católica no es menos espectacular. Todo aquel patrimonio riquísimo del dogma, del ritual, de la liturgia, del simbolismo en suma, se ha debilitado de tal modo que está a punto de extinguirse. Y se ha debilitado por no pensar, por no explicar.
Y todo aquello que nos rodea pero en lo que no pensamos, se desconecta de la conciencia, PERO LA CONCIENCIA SIGUE EVOLUCIONANDO, de ahí el drama tremendo entre la razón y lo “interior” (y lo mismo ocurre en otras religiones, que miran hacia Occidente).
Así, el hombre moderno ha perdido la clave de su vida numinosa y se encuentra hoy en una situación muy, muy difícil: ante él se abre la nada; pero todavía: el vacío se llena con absurdas ideas políticas, sociales, neo-religioso-ocultistas, extraterrestres, etc, TODAS ELLAS ESPIRITUALMENTE DESIERTAS. Nuestro intelecto ha hecho conquistas tremendas, pero al mismo tiempo nuestra casa espiritual se ha derrumbado. Estamos hondamente convencidos de que con el reflector más potente del mundo descubriríamos el Cielo, y sabemos que nuestra mirada ha de vagar desesperada por el vacío muerto de extensiones sin fin. Y nuestra situación no mejora cuando la física matemática nos revela el mundo de lo infinitamente pequeño.
Al final, desenterramos la Sabiduría de todas las épocas y todos los pueblos y descubrimos que todas las cosas más valiosas y más elevadas ya han sido dichas hace mucho tiempo en el leguaje más bello. Y entonces, como un niño ambulante, uno tiende las manos hacia allí y cree que si llega a agarrar todo eso también lo poseerá. Pero lo que se llega a poseer, ya no vale, y las manos se cansan de agarrar, pues hasta donde alcanza la vista hay más y más riquezas. Todos esos bienes se convierten en agua, y más de un aprendiz de brujo, de falso mesías, terminó ahogándose en corrientes que él mismo provocó, si antes no cayó en la ilusión salvadora de que una sabiduría es buena y las otras malas.
De tales personajes provienen esos inquietantes enfermos que creen tener una misión profética. Porque la artificial separación entre sabiduría verdadera y sabiduría falsa provoca una gran tensión del alma, y de esa tensión resulta una soledad y una obsesión similares a las del morfinómano, que siempre quiere encontrar camaradas que lo acompañen en su vicio.

Un camino correcto, equilibrado, culto y a la vez espiritual lo aporta la Orden del Temple a través de los niveles de enseñanza impartida en sus diferentes Estructuras. El Templario formado integralmente pone la razón del protestante, la clave de la psicología del símbolo católico, la belleza de lo oriental, la mística del musulmán y la sabiduría del hombre natural. Por eso el Caballero Templario es Rey y Papa de si mismo.

"QUINTAESENCIA" ©
LA ORDEN DEL TEMPLE

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APORTE DE UN QUERIDO HERMANO DE LA RED SOCIAL 

CONSCIENCIA ESPIRITUAL

 Los sistemas exotéricos se caracterizan por sus actividades de carácter psíquico. Sus rituales, sus plegarias, sus escapularios y amuletos, sus fórmulas de consubstanciación mística, como lo son los Sacramentos y la Santa Comunión, son otra ...s tantas formas más o menos eficaces de apelar a la Conciencia interna del individuo y de poner en acción las diversas fuerzas emocionales. Muchas veces tiene por objeto excitar a la voluntad y despertar un sentido superior, preparando para mejores actuaciones en la vida.

Las Órdenes religiosas, los Capítulos Místicos de los Masones y de los sistemas religiosos, las Cofradías, son también empeños para establecer una más íntima relación entre los interesados. Antiguamente estas prácticas se hacían solamente en presencia de grandes multitudes, y se llamaba la “relación” una Eclesia (Iglesia), o mejor dicho, una Comunión egregórica. Entre los Judíos se llama Egrégora la entidad oculta, en el Astral, formada por los pensamientos de toda una comunidad o de un grupo determinado de individuos que piensan, creen o viven de la misma manera, al unísono. Tales Egrégora, los tienen todos los sistemas religiosos.

El Plano Astral, o sea el estado natural en que se fija y concentra la fuerza de todas las emociones, de todos los deseos y de todas las ideaciones mentales (Manas Inferior), es el dominio por excelencia de las creencias y fe exotéricas. En él se perpetran todas las maravillas de los rituales ceremoniosos de los cultos, y también en él se operan todas las transformaciones de carácter psíquico.

Los sistemas religiosos culturales y litúrgicos, sacramentosos en sus credos y devocionales en sus doctrinas, obran en el plano Astral más que en el físico. No se diga ya nada del plano Espiritual, pues estos no trascienden a él ni en conceptos ni en realizaciones afectivas.

El Psiquismo que vemos imperar en todas las prácticas y creencias inclusive de las religiones humanas es una evidencia del hecho de que pertenecen al dominio Astral.

Muchos individuos creen que la Comunión Astral es indispensable. Es decir, se figuran que es una necesidad imprescindible pertenecer a una Egrégora o baluarte oculto, de poderes psíquicos, para poder triunfar de las malas fuerzas, de las desventuras y de un mal sino en el curso de la existencia. Nada más erróneo.

En este principio de los “resguardos ocultos”, lo mismo que en los “círculos mágicos” de los ocultistas, hay la consagración de la debilidad del carácter, de la falta de confianza y de control, y, en fin, la manifiesta incapacidad cultural y Espiritual en el individuo. Esto equivale en realidad a consagrar los “refugios” para débiles, para quienes aceptan su derrota, en fin, para quienes confían más en poderes salvadores ajenos, extraños, inverosímiles, fantásticos. Esto no es diplomacia o filosofía derrotista, pasiva, anuladora de los fueros internos, a la vez que negadores de los imperativos kármicos y biológicos y la fuerza inminente capaz de modificar los destinos, en una palabra el curso de la existencia.

Además, el individuo debe aprender a ser íntegro, a superarse a sí propio, a ser lo mejor asequible. Para esto, ha de trascender tanto lo Astral como lo físico, pues ambas son condiciones “materiales”, de planos inferiores. Lo psíquico resulta dañino, como motivo de excitaciones, para toda expresión de la Conciencia o vivencia sublime del Espíritu.

No condenamos las Comuniones Psíquicas, los poderes del Astral, que tienen sus funciones para los seres débiles e inferiores, más sí les negamos toda indispensabilidad o supremacía en el sentido genuinamente Espiritual.

Si nos interesamos en lo ESPIRITUAL, desliguémonos del fenomenalismo deprimente y engañoso, ilusorio, del Astral.

El dominio Espiritual cuenta con una Comunión infinitamente más poderosa, desarrollada y diseminada que todas las Comuniones religiosas, místicas y mágicas del campo exotérico juntas. Es la GRAN FRATERNIDAD ESPIRITUAL UNIVERSAL, otras veces llamada BLANCA, o AMARILLA, o SOLAR.

Esta COMUNION ESPIRITUAL comprende todos los Maestros de Sabiduría y sus discípulos. Está integrada, por lo tanto, por todos los individuos más avanzados en evolución.

PRECAVESE de los mirajes del ASTRAL.

Mejnour Hutulktu jol-Nor

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Fotos del Cerebro durante un “Viaje Astral”

La ciencia nuevamente sorprende y mediante la fotografía prueba. La realidad es que científicos belgas lograron tomar “retratos” del cerebro durante la famosa situación de “viaje astral” en la cual se detecta en personas con problemas de epilepsia o moribundas.

cerebro-viaje-astral.jpg

La renombrada “luz al final del túnel” que muchos adultos, niños y jóvenes afirman ver en estados de coma profundo o en los cuales el riesgo de morir se encuentra al alcance de la mano parece tener explicación, o por lo menos, fotografías.
Todo el procedimiento tuvo lugar en el Hospital Universitario Amberes, situado en Bélgica, a cargo de Dirk De Ridder y su equipo; cuando realizaban una intervención en un paciente de 63 años, y éste produjo un desdoblamiento astral mediante su operación de tinnitus (problema de zumbido constante en los oídos).
Para conseguir tomar las fotografías primero se llevo a cabo una resonancia magnética (RM) para ubicar la zona afectada, y luego se procedió con una Tomografía por Emisión de Positrones (PET) en el momento en el cual el paciente realizaba tan extraño fenómeno.
El estudio permitirá abrir un nuevo paso de investigación específicamente en las zonas derechas del cerebro conocidas como giro angular y giro supramarginal que son las encargadas de relacionar la orientación e información espacial.
El mundo de la ciencia se revoluciona ya que dicho fenómeno siempre fue considerado en un terreno psicológico o paranormal.